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Un paseo por las calles de Rossell

La antigua Vila y el Palafont

Un paseo por las calles de Rossell

Distinguirás claramente la antigua Vila del antiguo Palafont por el ancho de sus calles y su pendiente. La Vila se arremolinaba a los pies de la iglesia buscando su protección. Si paseas por la parte más elevada de Rossell, te darás cuenta de la estructura de sus casitas, y leerás su historia en el dintel de la puerta. Se agolpaban en el interior del que fue recinto amurallado.
Más abajo, en parcelas más amables y extendiéndose por calles más anchas, se esparce el antiguo Pla de la Font. Durante el siglo xviii creció Rossell por esta área, y lo hizo hasta el xix. Si observas Rossell desde la ermita de Sant Marc, verás que el Pla de la Font crece por el oeste de la Vila hasta encontarse con el barranco de Requena.

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Fachada austera y campanario de piedra vista

La iglesia dels Sants Joans

De la plaza Mayor de Rossell unas escaleras suben hasta la plazoleta de la Iglesia. Poco a poco se te aparece la austera fachada de la iglesia dels Sants Joans y su campanario, con la piedra vista.
Dedicada a los santos Juan Bautista y Juan Evangelista, fue edificada, inicialmente, durante el siglo xiii. Con el aumento de la población en Rossell fue necesario ampliar el templo, y lo que existe hoy es la herencia de este cambio. Los estilos barroco y clásico la sitúan en el siglo xviii, aunque el campanario y la sacristía son encargos de finales del siglo.

Los estilos barroco y clásico la sitúan en el siglo xviii

Miquela lideró a Rossell en la guerra carlista

Las marcas de las guerras

 

Un personaje muy ligado a este templo y al pueblo es Miquela: ella sola lideró a los habitantes de Rossell durante la guerra carlista. Sin embargo, las guerras han dejado sus marcas en el pueblo. En la iglesia, las aspilleras que flanquean la puerta y suben por el campanario son muestras de la defensa contra el enemigo.
Durante la Guerra Civil se quemó el interior de la iglesia, y los retablos que ahora podrás ver son los de la iglesia de Bel.
Fíjate en los detalles de los batientes de hierro de la puerta de la iglesia.

Los tesoros de la iglesia

La cruz y los retablos

La cruz procesional mayor, latina, con brazos rectos, data de 1443. Es de plata sobredorada, con detalles esmaltados y de fundición.
Junto con la cruz se encuentran los otros dos tesoros de la iglesia, los retablos procedentes de la iglesia de Bel. Son el de San Miguel y San Jerónimo, de 1530, y el de San Jaime, de 1570. Son dos buenos ejemplos del renacimiento de la zona durante el siglo xvi.

 

Bajando desde la plaza Mayor

La calle de la Pegueta

 

En la calle de la Pegueta, bajando desde la plaza Mayor, hay dos elementos que te transportarán al esplendor del inicio del siglo xx. Son, por un lado, la fuente de piedra, con una pila redondeada y un frontón ornamentado con el detalle de una rueda y que data de 1907.
Muy cerca, en el número 5 de la misma calle, encontrarás un edificio de 1934 que encarna la arquitectura y el gusto del arte decó. Podrás ver la verja de la ventana inferior y el dibujo que la imita, a falta de ventana gemela, y las baldosas que adornan el balcón superior.

A los pies del antiguo Pla de la Font

La fuente de Baix

A los pies del antiguo Pla de la Font, aprovechando la corriente de agua del barranco de Requena, se encuentra la fuente de Baix. Unos chopos impresionantes y un área infantil donde juegan niños y niñas completan el lugar. Se baila y la banda toca música en las fiestas de la Font de Baix.
A su alrededor, los huertos aprovechan el agua del barranco, que a veces se desborda, cuando el cauce se llena con el agua que desciende de la montaña.

 

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